domingo, 27 de febrero de 2011

5a SORTIDA GRUP PFM INTERMON

Sortida de dissabte ja de forma regular pre marato de 26km mountain run a les 6:45 am. Sortida des de casa Alfred grup complet per agafar direccio Matadepera-Les Preditxes (cami de les matagalls)-Casa Nova de l'Obac- Els caus - Masia Egara - Terrassa. Recorregut exigent pero ritme molt suau per tal de agafar fons per la darrera prova abans de encarar el diumenge proper la MARATO DE BCN. En fin, bons ritmes, bones sensacions per aquesta prova on una del grup farem el bateig. Segur que el resultat serà mes que positiu.
Pel que respecte resta d'entrenaments setmanals, SWIM 3km, STEPS (dilluns,dimecres,dijous i divendres) 10x100x1 i 10x50x2.
Sortida aquest diumenge novament fent el recorregut tradicional a les 6:45am 19km on despres del tute d'ahir en els 2 darrers km's temps de 4:10 i 3:50 amb desnivell tant positiu com negatiu.
Pel que fa al repte de la PFM nomes ens resten 40 euros per aoonseguir ajudar a gent necessitada amb aquests 1500 euros.
Respecte els propers entrenaments, segons el mentor que ens preparar, la idea es seguir fent aquests entrenaments de 30km more or less, i arribar a principis abril per fer la gran pre prova de SANT FELIU DE CODINES - MONTSERRAT, uns 55km que sera bon TEST per mesurar com estem de ritmes i com ha anat els entrenaments d'aquests mesos. Amb aixo ja estarem preparats per afrontar la gran prova de l'any. ANIMS A TOTS i gracies novament a TOTS per la vostra col.laboracio.

Aqui us deixo un relat d'experiencia de la primera marato d'un corredor, moltes sensacions no viscudes mai:

Mi historia en los 42.195 kms…contada por sus protagonistas.
Publicado el 20 septiembre, 2010 por atletismodefondo
Hoy tengo el placer de compartirles el relato de su primer Maratón de nuestro amigo, Camilo Arguelles, que es un ejemplo de tenacidad, valor y de Vida, su descripción de lo vivido tiene una riqueza extraordionaria, Gracias Camilo por compartir tu historia y experiencia.


Camilo Arguelles, Maratón Internacional de la Ciudad de México, 12/09/10

El 12 se septiembre corrí mi primer maratón. El Maratón Internacional de la Ciudad de México, que se suma a la conmemoración de los 200 años del inicio de la Independencia de México. Hay varias historias que contar:

La primera es porqué. Muchos dicen -y tienen algo de razón- que correr un maratón es una locura. Digo que tienen razón porque está bien comprobado que el maratón excede (creo que por mucho) el máximo de actividad física que se debe hacer de una sola vez para que sea benéfica. Ya corriendo el maratón, muchos de los que abandonan parecen darle la razón a aquellos que lo cuestionan. Sin embargo, terminar el maratón es una prueba de voluntad más que de fuerza. Para mi -y trataré de explicarlo de forma breve- hay una razón muy sencilla, que es mi hija, Mary Tere, pequeñita de 3 años con discapacidad, con quien cada día, recíprocamente, nos demostramos que paso a paso, se puede llegar lejos, y que no se compite con nadie más que con uno mismo. Como podrán ver, las razones aplican perfectamente tanto para el corredor como para el que lucha contra la discapacidad. Algún día correré con ella un maratón… o varios.

La segunda es cómo: Hace cerca de 18 meses empecé a correr. Nunca lo había pensado y fue más bien algo que “se fue dando”. Entre la sugerencia de la nutrióloga de “hacer al menos un poco de ejercicio” para superar esos “altos niveles de colesterol, triglicéridos, glucosa y quién sabe qué tantas cosas más”, y la loca idea de un buen amigo y colega de correr una carrera de 5 k con motivo del día del abogado 2009, me involucré en ese grupo de locos de atar que son… somos los corredores. Efectivamente; en julio de 2009 corrí mi primera carrera y en septiembre de 2010 corrí mi primer maratón. Al contrario de las carreras intermedias, esas dos tienen algo en común: Me costó mucho trabajo terminarlas. Me costó un demonial seguir corriendo y no caminar. En ambas carreras tuve que visualizar a mi hija y a mi esposa en los momentos más difíciles. En ambas carreras en mi mente existió ese debate interno entre el abandonar y el terminar; ese debate en el que a los argumentos de un lado, los apoya cada músculo del cuerpo, con excepción del corazón, que apoya a los argumentos del lado que lleva todas las de perder, pero al final se impone. En ambas carreras decidí seguir y terminar. En ambas carreras terminé feliz, satisfecho y adolorido.

En el cómo también está el entrenamiento. Mi objetivo deportivo de 2010 originalmente fue correr un medio maratón. Desde enero mi buen amigo Rodrigo, que me incitó a correr mi primera carrera y yo, acordamos que correríamos nuestro primer medio maratón el 15 de agosto en San Diego. A prepararnos pues. Ya en el camino empecé a entrenar un día a la semana con un grupo de deportistas y con ellos decidí correr antes, el 20 de junio, el Medio Maratón del Día del Padre. Así lo hice y me sentí muy bien… a los pocos días, surgió la pregunta: ¿Y ahora qué? podía seguir con mi plan original, ir a San Diego correr otro medio maratón o correr el Maratón. 3 meses eran el tiempo mínimo para lograr pasar de 21 a 42. Lo platiqué con mi esposa y decidí ir por el Maratón. San Diego se convirtió en un día de entrenamiento y unas hermosas vacaciones. Los domingos carreras largas de hasta 33 ó 34 kilómetros. Los miércoles con mi equipo en Chapultepec 16 km y el resto de la semana 10 ó 12 kms y 2 días de descanso. Después vino la lesión: Contractura en el flexor izquierdo (parte frontal del muslo). Masajes, ejercicios y muchos anti inflamatorios. Unos días antes del Maratón, aun con un poco de dolor, decidí ir por todo.

La Carrera: Despertador a las 4:10. Tratar de “ir” al baño (sin éxito). Curitas en el pecho, vaselina, protector solar, ropa, gorra, zapatos probados y comprobados; ipod cargado, nike spoprtsband, chip, número, brazalete del bloque de salida, cinturón con 8 geles más y dos botellitas de gatorade (por eso de que en algún puesto se fuera a agotar). Mi gel de vainilla diluido en medio vaso de leche light, deslactosada y tibia, y un plátano a las 4:40. Siguiente intento en el baño… ahora sí (cuestión importantísima). Un poco de Gatorade. Beso a mi esposa y a mi hija. Taxi al centro de la ciudad. Verme con mi equipo en el lobby del hotel Holiday Inn del Centro. Fotos, palabras de aliento de nuestro Coach, Frank Estrada, que no correría por que “metió la pata” unas semanas antes y se rompió el tobillo, pero muchos corrimos por él, y también por Araiz Arriola, a quien se le atravesó momentáneamente un problemita llamado cáncer (lo que no le permitió correr este maratón, pero sólo “este” maratón), abrazos, éxito a todos… al bloque de salida. Himno Nacional (siempre me extraña porqué muchos no se quitan la gorra, cosa que yo siempre hago). Disparo de salida.

Primer kilómetro todavía con un poco de dolor. En la mente sólo existe la meta aunque todavía es muy pronto. Ni importa. “No hay dolor”. “No hay dolor”. Al poco tiempo, esa consigna se convierte en realidad. Ahora a concentrarse en la carrera: El objetivo es 6:30 por kilómetro, pero corro al lado de dos compañeros de equipo y me van llevando a 6:05, 6:10… Al kilómetro 10 uno de ellos se despide y acelera a 5:00 por kilómetro (logró su objetivo y lo mantuvo hasta el final) yo continúo al lado de Alex, quien también es el terapeuta que me trató mi contractura y un buen amigo. Seguimos así, cuidando el paso y por fin atinamos en el 6:30. Al kilómetro 13, mi esposa con una gran sorpresa: Manta con “Tu Puedes. Te Queremos” increíble. También mi hermano Julián y mi cuñada Marilú echando porras. Es como una recarga de energía.

Sigo con Alex hasta el kilómetro 26, cuando dice “me voy a tomar un receso” (el no iba por todo el maratón, sino que lo tomaba como una carrera de entrenamiento; cumplió su objetivo). De ahí en adelante a seguir sólo. Y se resiente. En el kilómetro 28 se empieza a sentir fuerte el desgaste, el sol, el hambre y una ligera sensación de debilidad. A tomar otro gel; mi plan original era un gel cada 6 kilómetros, pero en ese momento tomé 3 en 9 kilómetros, y además se me agotaron. En el puesto de hidratación del kilómetro 30 se había agotado el gatorade, y mis reservas también e habían acabado, así que sólo agua. Difícil seguir a partir de ahí, pues sentía la falta de azúcar. En el 33 me esperaba de nuevo mi esposa, mi hermano y cuñada y ahora también mis papás… y 6 geles y más gatorade!

Del 33 al 39 me sentí mejor, pero ya el desgaste se sentía fuerte en las piernas y en los pies. Ya casi no había energía para agradecer los aplausos y las porras, pero aun así lo hice y las sigo agradeciendo.

Del 39 al 41 fue para mí la parte más difícil. La ruta atraviesa una zona bastante fea de la Ciudad, malos olores, gente fumando a metros de distancia, muchos abandonos. Aquí no hay nada más que la mente. Seguir adelante pues yo no soy de los que abandonan.

Cerca del 41 veo a Memo, esposo de mi prima y maratonista con experiencia. El había corrido 21 km ese día, y después se regresó a la marca del 41 para acompañarme y, como digo yo “arrearme” hasta la meta. En ese kilómetro final reduje mi tiempo en al menos minuto y medio gracias a Memo. De pronto, se ve la meta unos metros adelante; ya Memo me quitó la cámara (yo la llevaba en mi cinturón) y se adelantó para tomarme fotos. Yo sigo. Levanto las manos y cruzo la meta exhausto (de hecho, en la línea de meta estaba mi buen amigo Adrián Soria, el encargado del cronometraje, y ni siquiera lo vi). Dejo de correr y al dar el primer paso caminando, me doy cuenta de lo exhausto, adolorido y desgastado que estoy. No- te- detengas!! Sigue Caminando!! Me grita Memo. Sigo con gran dificultad. Llego al punto de hidratación y doy escasos sorbos al gatorade. Sigo por la medalla. Terminé.

Al punto de encuentro con mi equipo y con mi familia. Fotos, abrazos, hasta luegos. Ahora a casa. Baño con agua fría (no me animé a meterme al agua con hielo), gran desayuno y a descansar un poco, pues por la tarde hay que caminar un poco. Fin.

La siguiente historia es para qué: Correr un Maratón va mucho más allá que lo que implica una prueba deportiva. Es más que nada una prueba que uno mismo se hace para conocer qué tan lejos está el límite y cómo se pueden lograr cosas inimaginadas. Físicamente es una prueba realmente dura, dolorosa y desgastante, pero lo físico en nada se compara con lo mental.

Yo acabé este maratón por Tere, mi esposa, a quien se lo dediqué, pues ella todos los días se ocupa en cuerpo y alma al cuidado y educación de nuestra hija, Mary Tere. Tere además está embarazada de nuestra segunda hija, Adriana, a quien esperamos para enero. Correr un maratón es mi manera de demostrar que paso a paso se puede llegar muy lejos, aunque en principio parezca imposible.

También dedico este maratón a dos grupos de personas a quienes aprecio mucho: A los papás y mamás de niños con discapacidad, y de entre ellos especialmente a aquellos que también corren con sus hijos: Josele, María José y María, y “Team Ari” (por favor, no se pierdan sus páginas), y a mis amigos de Totalrunning, a quienes ir conociendo ha sido grandemente enriquecedor.

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